La tejeduría de Nobsa: una oportunidad para la revitalización

La tejeduría en Nobsa, es el legado de comunidades indígenas prehispánicas, como los muiscas. Actualmente, esa actividad tradicional se conserva y le ha dado al municipio el título de capital mundial de la ruana. El sistema de la tejeduría en Nobsa tiene múltiples historias, dificultades y oportunidades para explorar y analizar, trabajo que las investigadoras Emma Salamanca y Paloma Sandoval llevaron a cabo.  

Nobsa es un pueblo ubicado en el departamento de Boyacá, a aproximadamente dos horas y media de la capital de Colombia, Bogotá. En esta población se encuentran dos actividades económicas principales: la tejeduría de Nobsa y la minería. La primera es una actividad con larga tradición por sus orígenes prehispánicos, realizada a partir de la lana de oveja. El procesamiento de este material incluye el cuidado de los animales, la esquila, la limpieza, el hilado, el tejido en telar y la comercialización. En la actualidad, la población trabaja dos tipos de tejidos: el tejido en telar y los tejidos a croché y/o dos agujas.  

La segunda es la minería, la principal fuente de empleo en este municipio, ya que en sus tierras se halla la roca caliza, un material utilizado para la producción de cal y cemento. Esta actividad ha traído consigo problemas ambientales, en especial, contaminación atmosférica por las partículas que se liberan durante los procesos.  

Las problemáticas de la minería como actividad económica principal y su disputa con la tejeduría fueron una de las observaciones que hicieron Paloma Sandoval y Emma Salamanca en su investigación “La trama y la urdimbre de los tejidos en Nobsa: una contribución participativa desde el enfoque sistémico y regenerativo para un futuro con sostenibilidad”. Así lo explica Sandoval: “Ese contraste demuestram la lucha entre esas crisis ambientales y las posibilidades que tenemos con los saberes ancestrales”.  

En su investigación, Salamanca y Sandoval proponen el sistema de tejeduría como una alternativa y una posibilidad, no solo por su dimensión económica, sino también por sus dimensiones identitarias, sostenibles, creativas, etc. Por los aportes que hacen cada una de las dimensiones, consideran la tejeduría como una actividad para el buen vivir. Esto se debe a que es una actividad  incluyente, que contribuye a la equidad social y económica, su producción artesanal tiene bajos impactos ambientales, aporta al bienestar emocional y mental de los tejedores y permite la construcción de comunidad.  

Sin embargo, esta alternativa también presenta vulnerabilidades y conflictos entre las relaciones de los diferentes participantes del sistema de la tejeduría, como los tejedores, los comerciantes, el gobierno, etc. Algunas de las vulnerabilidades analizadas por las autoras son:  

– La baja valoración de los productos artesanales.  

– La pérdida del conocimiento y la identidad en relación con la tejeduría, así como la poca disponibilidad de mano de obra.  

– La invisibilización del tejido a dos agujas y croché.  

– La dificultad en la participación ciudadana por parte de los trabajadores, a la vez que hay poco apoyo y presencia institucional.  

– La comercialización de tejido importado e industrializado en el mercado artesanal.  

Este último punto es una de las problemáticas más graves en la tejeduría de Nobsa, ya que los bajos precios de comercialización de los tejidos importados se convierten en una competencia imposible de igualar con materiales naturales y procesos artesanales.

Algunos comerciantes de la comunidad han trabajado en contrarrestar esas vulnerabilidades a través de la sensibilización. Así lo recuerda Sandoval: “Una comerciante nos decía: ‘Ahí está la labor de un buen comerciante: sensibilizar al consumidor acerca del valor artesanal’. Entonces mencionan que es una pieza única, exclusiva y duradera por el material, por la fibra que utiliza”.  

Una parte de la investigación realizada por Sandoval y Salamanca fue el co-diseño de estrategias con los participantes del sistema de la tejeduría. A partir de ello, desarrollaron siete programas para la revitalización de la misma, enfocados en las diferentes vulnerabilidades y oportunidades que hallaron durante su investigación. Este tipo de proyectos no solo muestran las necesidades, sino que desarrollan las vías de acción que pueden tomar los diferentes participantes —como los tejedores, los comerciantes, el gobierno, etc.— para mejorar, desde distintos aspectos económicos, sociales y ambientales, la vida de los habitantes de Nobsa.  

Referencias 

Fotografías de Paloma Sandoval.

Salamanca, E., & Sandoval, P. (2024). La Trama y la Urdimbre de los Tejidos en Nobsa: una Contribución Participativa desde el Enfoque Sistémico y Regenerativo para un Futuro con Sostenibilidad. Universidad Externado.

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