Por Cristina Rivas
El tradicional pan de yuca, símbolo de identidad caribeña, recibe reconocimiento internacional
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) ha incluido al casabe, conocido también como pan de yuca, en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Este reconocimiento abarca a Haití, Cuba, República Dominicana, Honduras y Venezuela, países que presentaron una candidatura conjunta para destacar la relevancia de este alimento ancestral en la región.
El casabe es un pan redondo elaborado a partir de la raíz de yuca, cuya tradición se remonta a más de mil años, originada entre los pueblos indígenas del Caribe. La técnica de producción, transmitida de generación en generación, ha mantenido su esencia, adaptándose a las particularidades culturales de cada país. Su preparación sigue un proceso meticuloso: la yuca amarga se ralla, se exprime para eliminar el ácido cianhídrico, se seca y se cocina sobre planchas de barro o metal hasta obtener una textura crujiente.
Más que un simple alimento, el casabe representa una conexión con la historia y las raíces de las comunidades caribeñas. Su consumo sigue vigente, tanto en los hogares como en festividades tradicionales. En algunos países, incluso ha evolucionado con nuevas variantes y combinaciones gastronómicas, manteniendo su relevancia en la cultura culinaria.
Además de su valor cultural, el casabe desempeña un papel crucial en la seguridad alimentaria de diversas comunidades. En Haití, por ejemplo, es una fuente vital de nutrición y sustento para miles de personas, contribuyendo a mitigar el hambre y sosteniendo la economía local a través de su producción artesanal. En otras regiones, su comercialización ha permitido el desarrollo de emprendimientos familiares y comunitarios.
La inclusión del casabe en la lista de la UNESCO no solo celebra su legado histórico, sino que también impulsa su reconocimiento global y promueve su preservación para futuras generaciones. Esta distinción permitirá implementar medidas de protección y difusión que garanticen la continuidad de su producción y consumo, asegurando que este tesoro gastronómico del Caribe perdure en el tiempo.
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