En muchas oportunidades de mi vida no he tenido un acceso fácil o continuo al agua, por ello, conozco de primera mano lo difícil que es vivir sin que ese vital líquido esté al alcance de un giro de muñeca.
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) estima que 1,4 millones de personas mueren anualmente y 74 millones verán acortada su vida a causa de enfermedades relacionadas con el agua, el saneamiento y una higiene deficientes.
Por ello, el 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua, una oportunidad para unirnos en favor de preservarla y acelerar juntos los avances que limiten los problemas que se encuentran a lo largo de su ciclo. Asuntos que están socavando el progreso mundial en temas como la salud, el hambre, la educación, los desastres naturales y la falta de paz.
El agua es un recurso fundamental para todo el mundo, ya que es esencial para la supervivencia humana. Una persona puede estar sin comer hasta 40 días, pero solo un máximo de 5 días es capaz de sobrevivir sin beber agua. Además, su falta ralentiza el desarrollo económico y por supuesto, la preservación del medio ambiente.
Imagen: FreePik.com
Citando de nuevo a la ONU a día de hoy, 1 de cada 4 personas (2000 millones) en todo el mundo carecen de agua potable segura. En muchos países de América Latina, el abastecimiento de agua potable, en especial en zonas rurales, es limitado. Sabiendo que necesitamos de este líquido para beber, cocinar, lavar y mantener la higiene personal, aterra pensar en las graves consecuencias que su escasez puede generar en la salud de las personas.
El agua hace que nuestro planeta sea diferente, pues gracias a ella podemos gestionar la agricultura y la ganadería, actividades económicas indispensables para muchos países de América Latina. El agua es esencial para regar los cultivos y para el consumo de los animales, por lo que su falta puede afectar seriamente la producción agrícola y ganadera, generando un impacto negativo en la economía de la región.
Nuestro mundo actual se mueve con electricidad, y gran parte de ella se genera a través de las centrales hidroeléctricas. El agua es utilizada para mover las turbinas que generan la energía que se consume en la región, por lo que su disponibilidad es esencial para que continuemos disfrutando de las ventajas de la electricidad.
Imagen: FreePik.com
Pero creo que el punto más importante es que el agua es un recurso esencial para mantener la biodiversidad y el equilibrio ecológico de los ecosistemas de América Latina y del mundo. Muchas especies de animales y plantas dependen del agua para su supervivencia, incluyéndonos, y la escasez de agua puede tener graves consecuencias para la biodiversidad.
La ONU prevé que la demanda mundial de agua (en extracciones de agua) aumente en un 55% para 2050. Eso quiere decir que si no reservamos nuestros ríos, lagos, mares, afluentes y aquellos espacios donde se origina este líquido del cual todos dependemos, para cuando ese momento llegue, la humanidad tendrá muchos más problemas para sobrevivir en paz.
La ONU nos indica que las acciones más populares que se pueden realizar en América Latina para preservar el agua, son:
- Ahorrarla:
- Tomar duchas más cortas y no dejar el grifo abierto al cepillarse los dientes, lavar los platos o preparar la comida.
- Dejar de contaminarla:
- No tirar restos de comida, aceite, medicamentos ni productos químicos por el retrete o el desagüe.
- Proteger la naturaleza:
- Plantar un árbol o crear un jardín infiltrante; utilizar soluciones naturales para reducir el riesgo de inundación y almacenar agua.
Por eso, cuando abras esa llave, hazlo con la conciencia de que cada gota sea bien utilizada, e incluso reciclada, de ser posible, pues el agua es un recurso esencial para todos, su disponibilidad afecta a muchos aspectos de la vida en el planeta, desde la salud de las personas hasta la economía de países enteros y el medio ambiente en el que todos convivimos. Por lo tanto, seamos responsables del agua que utilizamos.