Hace dos años que dejé mi hogar, mi país, mis amigos y familia. Hace dos años que empaque en una maleta todos mis temores y me aventuré, en la que se convertiría, la experiencia más difícil de mi vida. Nunca entenderás lo que se siente migrar hasta que lo experimentas, no importa cuantos documentales e historias leas o veas, tu proceso siempre será diferente.
Hace dos años mi vida dio un giro en 180º, deje mis planes y mis sueños entre los cajones de mi closet en Colombia. Abandoné todo por necesidad, y es que eso es lo que nos hace migrar, la necesidad. Necesidad de un cambio, de seguir un sueño, de mejorar económicamente, de seguir al amor de tu vida o de huir.
Durante estos dos años no ha pasado un solo día en el que no piense cuándo podré ver a mi madre de nuevo, cuando podré dormir con mis perros, cuándo estaré haciendo karaoke con mis amigos en la sala de mi casa. Estas preguntas se acompañan de momentos creados en mi mente, para luego convertirse en esperanza; en la esperanza de estar haciendo las cosas bien, de estar cada vez más cerca de la meta… aunque aún no sepa cuál es la meta.
Foto: archivo Ana María Flechas
En este tiempo he trabajado en múltiples cosas. He sido mesera, bartender, jefe de linea en una fabrica, he empacado ordenes y fui asistente de ventas. He sido casi como una Barbie con múltiples carreras que viene con muchos accesorios.
Claro que no he sido la única Barbie, durante mi camino he conocido personas de diferentes partes del mundo. Inmigrantes que como yo, genial vinieron a este país por necesidad y en búsqueda de algo que no encontraban en sus países. He tenido la oportunidad de escuchar sus historias y sin duda cada una es única, aunque todas están atravesadas por el amor al país que los vio nacer y por la esperanza de algún día regresar, ya sea a vivir o a vacacionar, pero esa siempre será la meta… regresar.
Estas historias hacen parte de los más de 45 millones de inmigrantes en Estados Unidos, lo que equivale a un 13,6% de la población del país según las últimas estimaciones del Censo. Historias que muestran las realidades, no solo de este país, sino también de los países de los que venimos.
Durante los próximos meses estaré escribiendo sobre derechos humanos, los que siento que no tengo algunas veces, y migración, un tema que al ser tan personal me asusta un poco. Pero sin duda, las historias que se me han confiado me ayudarán a mostrar lo que es ser inmigrante en uno de los países más importantes del mundo y juntos entenderemos que a veces las cosas no son tan malas, pero tampoco tan buenas como las pintan.
Esta será mi oportunidad de mezclar a la Barbie periodista que deje en Colombia, con la Barbie inmigrante que nació hace dos años.