El cambio climático, una realidad innegable, está generando un impacto profundo en la vida de millones de personas en todo el mundo. En América Latina, esta crisis amenaza con desencadenar una ola de migración interna sin precedentes. Según un estudio reciente, dos de las ciudades más grandes de la región, Río de Janeiro y São Paulo, podrían recibir hasta 294,000 y 618,000 migrantes climáticos respectivamente para el año 2050, en el peor de los escenarios. Bogotá, la capital colombiana, tampoco escapa a esta realidad, con proyecciones de hasta 598,000 migrantes climáticos internos para la misma fecha.
Estos desplazamientos masivos serán impulsados por una combinación de factores climáticos devastadores: la reducción del rendimiento de los cultivos, el aumento del nivel del mar y los fenómenos meteorológicos extremos como inundaciones, sequías e incendios forestales. En el caso de Río de Janeiro, más de la mitad de los migrantes climáticos provendrán de regiones afectadas anualmente por inundaciones, mientras que en São Paulo, la escasez de agua y las inundaciones serán los principales impulsores de la migración.
La situación es particularmente alarmante si no se cumplen los objetivos del Acuerdo de París para limitar el calentamiento global. En este escenario, ciudades como Bogotá, Río de Janeiro y Karachi podrían ver triplicado el número de migrantes climáticos en comparación con escenarios donde se cumplen los objetivos.
Estos datos nos recuerdan la urgencia de actuar. La migración climática no es solo una proyección futura, sino una realidad que ya está afectando a miles de personas en América Latina y el mundo.
Fuente:
C40 Cities. (2024). Future Urban Landscapes: Climate Migration Projections in Cities.